El año pasado me dediqué a escribir sobre amor y su contrario. Tengo 39 historias escritas con las yemas de unos dedos cansados. Tengo un tratado de lo que podría ser mi vida, de lo que decido que no sea. Todos los caminos me conducen al mundo es un buen título para juntarlas. En algún momento pensé que una de esas historias podría ser una novela, tenía ocho capítulos y la voluntad de un tonto desenamorado. Ahí contacté con Juliana (escritora colombiana) para que me ayudase a avanzar, a mejorar el texto, y me ayudó, también -sin ella saberlo- a sacar las chinchetas que se me habían clavado. Editora, analista y soporte para los corazones incautos.
Algunos de sus comentarios a diferentes partes del texto con el que trabajamos:
Es excesivamente exitosa y perfecta Rosario. Necesitamos también ver sus zonas de sombra, sus cosas fastidiosas, sus grietas.
Algo que ya te había dicho en la asesoría, pero que reitero aquí: la relación entre ellos dos está muy idealizada. Incluso se puede amar locamente cuando la relación es improbable, o tiene sus momentos tóxicos.
Valdría la pena contar cómo fue ese último día con ella. Si discutieron, si quedaron ahí de no hablarse más, si pensaron que podrían sobrevivir a la distancia, etc.
Después de leer el cuestionario van a querer saber más de Juliana. Así que, regístrense ahí abajo en su newsletter, y aquí en su Instagram.
Cómo escriben las que escriben: Juliana Muñoz Toro
1. ¿Cuándo escribes?
Escribo en un tiempo que me invento, porque nunca lo tengo. Siempre hay algo más urgente. La escritura es un oficio idealizado en el que uno desearía tener muchas horas en una cabaña silenciosa frente a un lago para crear una obra maestra. Y no. Toca rascar el reloj, escribir cuando el niño duerme, cuando los cafés están abiertos o antes de que cante por tercera vez el gallo.
2. ¿Cuánto tiempo le dedicas?
Mido el tiempo en el relato y no en la vida real. Por ejemplo, en una jornada me dedico a escribir un instante concreto de un personaje y en eso puedo tardar cuatro horas o, si la musa me visita, treinta minutos.
3. ¿Cómo? ¿Te pones música? ¿En silencio? ¿Puedes escribir en un bar?
Pongo una emisora. He intentado hacer playlists, pero se agotan muy rápido. Puedo anotar ideas en un bar, pero no escribir una frase que valga la pena. Si tengo un plan, sí que puedo escribir algo en un café. A veces, incluso, me pongo emisoras con ruidos de tazas chocando y conversaciones de fondo.
4. ¿Dónde compras libros? ¿Una librería favorita?
Compro la mayoría de mis libros en la Librería Casa Tomada en Bogotá. Es mi segunda casa. No solo voy a comprar algo, sino a conversar con Ana y a tomar café en su jardín.
5. ¿Tienes una tipografía/fuente predilecta?
Últimamente estoy probando Ebrima.
6. ¿Qué disparadores de escritura tienes? ¿Qué te pone a escribir?
Cuando escucho la anécdota de una historia familiar. Prefiero si es algo que le pasó a alguien hace muchísimos años. Y me gusta más si es una historia un poco triste.
7. ¿Cuándo, dónde o cómo se te suelen ocurrir ideas?
Se me ocurren historias leyendo, viendo películas y, cuando dormía, en los sueños. Cuando viajo no se me ocurren historias inmediatamente, pero algo me queda del ambiente y del choque cultural que luego me sale cuando estoy escribiendo sobre otra cosa completamente diferente.
8. ¿Como quién te gustaría escribir?
¡La pregunta de la envidia! Quisiera escribir como un buen poeta. Si me vas a insistir por nombres, voy a decir que como Evelio Rosero en Juliana los mira, o como María José Ferrada en Las visiones fantásticas, o como Anne Carson en Autobiografía de rojo.
9. ¿Qué talento -cual sea- te gustaría tener?
Siempre quise pararme de manos. Incluso caminar en ellas. No sé para qué.
10. ¿Un poema o canción que te haga llorar?
Una vez fui a un concierto de sala en el que un cuarteto interpretó New Amsterdam de Moondog y me solté a llorar como una chiquilla. No creo en la reencarnación, pero es como si esa canción perteneciera a otra vida mía.
11. ¿Qué haces cuando sientes que lo que escribes no tiene sentido o valor?
Los escritores, en general, somos demasiado egocéntricos como para admitir que algo que escribimos no tiene valor. Lo mejor que puedo hacer es decirme que cierta idea o párrafo no le aporta al libro en “ese momento” y lo guardo en otro documento para negar que lo estoy tirando a la basura. Si le va bien con el tiempo puede que lo recicle en otro texto.
12. ¿Cómo imaginas tu trabajo ideal?
Más o menos como ahora (es decir, dedicada a escribir en mi propia casa), pero en el que no tenga que volver a realizar ningún trámite burocrático para recibir dinero.
13. ¿Qué te separa de ello?
La burocracia, especialmente del Estado.
14. ¿Por cuánto dinero -mínimo- lo harías?
No se me ocurre una cifra, pero soy feliz con dinero suficiente para comprar capuccino y viajar una vez al año.
15. ¿Un/a periodista que leas con frecuencia? ¿Un/a escritor/a? ¿Una newsletter?
Todos los anteriores: Carmen Pacheco. Y no solo sus newsletters, los podcasts de ficción que hace, ¡madremía!
16. ¿A qué medios/creadores estás suscrito? ¿Cuáles pagas?
No sé si entran en la categoría, pero solo pago Netflix y Spotify. No consumo medios de comunicación, pero más por pereza que por convicción. Estoy suscrita, en cambio, a cerca de 50 newsletters mi top tres, aparte de la que ya mencioné: El club de la cabaña de Eva Morell, The Marginalian de Maria Popova, y Parsimonia de Macarena González.
No me apunto a newsletters de pago no porque no lo valgan, sino porque creo que igual estoy frente a un exceso de información que ya me es imposible digerir por completo y pagar por ella solo añadiría culpa.
17. ¿Cuánto crees que habría que cobrar por un reportaje, una crónica, un artículo, una columna? Elige una o todas.
Supongo que un valor mensual similar a una plataforma de entretenimiento.
18. ¿Cuánto es lo menos que te han pagado por escribir algo? ¿Y lo más?
Lo menos: gratis; cuando era más chica y buscaba visibilidad antes que justicia. Lo más: por libros de encargo que ya tienen un público asegurado.
19. ¿Cuál sería el título de tu autobiografía?
Ya existe: Autorretrato en el jardín.
20. Si tu escritura fuera un plato de comida, ¿qué sería?
Tapas españolas. Bocados breves y, espero, exquisitos.
21. Si pudieras cenar con tres escritores/as (vivos o muertos), ¿a quiénes elegirías y por qué?
Reviviría a Leonora Carrington y a Remedios Varo, que además eran grandes amigas. No se me ocurre una tercera persona porque no quiero dañar la camaradería. Hablaríamos seguramente de los sueños y los mitos como influencias en el arte, de muñecas y bordado, y de cómo cada una se hizo un hogar a pesar de no ser nunca de aquí ni de allá.
22. ¿Qué consejo te hubiera encantado recibir cuando empezaste a escribir?
Jamás publicar algo precipitadamente por el mero afán de tener un libro.
Bolas extra:
23. Estás en una habitación con 100 personas, ¿en qué crees que eres el mejor o el peor?
Posiblemente la mejor en elasticidad. La peor en todo lo demás.
24. Tu cielo ideal (en el sentido de vida después de la vida. ¿Cómo te gustaría vivir tu eternidad?)
Me gusta la idea de Koreeda en su película Afterlife y es quedarme viviendo en mi recuerdo favorito de la vida. Ahora mismo sería mi esposo, mi hijo y mi gata, conmigo, en el jardín, en una tarde soleada.
25. ¿Qué prefieres: pelear todos los días de tu vida contra una gallina o una sola vez -no sabes cuándo- contra un gorila?
Una sola vez contra el gorila.
26. ¿Si estás al borde de un barranco/balcón/precipicio temes caerte o tirarte?
Empujar a alguien más.
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Super agradecida de estar aquí, tantas gracias Juanjo. Que vuelvas a las letras de aquellos amores idealizados ;)