04/03/2023
Y pienso en Oaxaca desde el autobús. Y beso al mezcal, y escucho punteos alegres y nostálgicos de guitarras, y la luna me observa, y bailo con un par de rachas de viento. Ya me comí el sándwich, los plátanos fritos, las uñas. No por nervios, por hambre. Me gusta comer en los transportes. Con voracidad desenvuelvo esas bandejas envasadas al sabor de los aviones. Paso el vuelo controlando los movimientos de las azafatas, de los azafatos. Si parece que mueven algún carrito, mis glándulas salivares gorgotean. Y me quito el cinturón, y bajo la mesilla, y espero, espero como esperan la lluvia los campos en agosto.
06/03/2023
Bill lleva dos cervezas, que yo haya visto, y habla en susurros. Lee el New York Review, tiene ochenta años y le encanta la mezcla cultural de Nueva York, la ciudad en la que vive y no vive.
Un perro mira mis patatas fritas con lujuria. Le agarro del collar y le ubico a una distancia prudente. “El perro era de un muchacho que se metió a surfear una noche, en la época en que las olas grandes llegan. Se partió el cuello”, zanja Bill.
08/03/2023
"Con el sol. Cuando se mete el sol dejan de pasar", me dice un señor sobre el horario de las camionetas.
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La playa del amor es una cala al final de la playa del muerto. La playa del amor está al principio de la playa del muerto, si vienes desde allá tiene más sentido. La playa del muerto de Zipolite es nudista. La playa del amor, al caer el sol, dicen que además de nudista es orgiástica.
Mientras se escondía el astro rey sobre el océano, pasaron decenas de hombres en sus mejores cuerpos y lencerías en dirección a la playa del amor.
09/03/2023
Olivar Sacks, el neurocientífico que se perdió por Oaxaca, el autor de Diario de Oaxaca, venía buscando plantas, helechos, encontró hombres y mujeres, historias. Sacks tenía una prótesis en una rodilla, un melanoma en un ojo. Cojo, como yo; con mal ojo, como yo para ciertas cosas.
No quiero desperdiciar ni una palabra, digo, y borro el párrafo anterior, el párrafo fantasma. Escribir es traducir el mundo material. La puesta de sol habla cien idiomas, es fácil ponerla con palabras. El vuelo reiterativo de las gaviotas es el sujeto que entretiene mi mirada, también sencillo de escribir. Escribir, asimismo, es traducir el mundo de los impulsos eléctricos neuronales. Traducir el amor, vaya; el sentir, el querer, el mal querer, la Rosalía.
La última vez que hablamos parecíamos dos mudos, incapaces de encontrar los sonidos adecuados. Escribo que no encuentro los verbos para explicarme. No sé si hay palabras que definan alejarme mientras me acerco, acercarme mientras me alejo. La lengua muere. La traducción falla. “Estamos tan lejos que solo podemos acercarnos”, leí en un poemario hace años, la frase sigue por aquí.
Es más fácil traducir la explosión de colores del atardecer: "un parchís de cien jugadores", cinco palabras bastan, que traducir lo que siento. Podría usar varias veces las más de 80.000 palabras de la RAE y no haber dicho nada, y no haber entendido nada. En algún lugar de algún campo suntuoso, habrá un diccionario Castellano-Amor. Amor-Castellano.
Y al final concluyo, como concluía la pared de mi amiga y anfitriona en San Cristóbal de las Casas: "tengo todo bajo descontrol"
10/03/2023
Me voy de la costa -conocida- de Oaxaca, me voy de Miami Beach. Los precios, las bermudas, los acentos son demasiado.
Así como hacen un examen a los migrantes que llegan a España, así mismo haría un examen a los turistas. ¿No sabes quién es el presidente actual del país? Vuelva pronto. ¿No sabes que en la región que visitas se hablan cuatro idiomas? Vuelva cuando le interese el lugar. ¿No sabes quién fue Pancho Villa, Benito Juárez o la Malinche? Gracias, pero has suspendido el examen. ¿No has visto una película o leído una novela del lugar que visitas? Muy buenas tardes.
Fabuloso, Juanjo. No sé si será el mezcal, Oaxaca, las tripas indispuestas, el amor, la escasa comida o el paso del tiempo - esa fajita que envuelve todo-, pero tu diario, cada día, es más interesante. Abrazos.
…alejarme mientras me acerco.
Me vino a la mente esto:
La huella es la aparición de una cercanía, por más lejos que ahora pueda estar eso que la ha dejado atrás. El aura es la aparición de una lejanía, por más cerca que ahora pueda estar lo que la convoca nuevamente. En la huella nos apoderamos de la cosa, el aura se apodera de nosotros. Walter Benjamin