25/06/2023
“Vas como un elefante en una cacharrería”, dijo mi madre después de que rompiese un plato y embistiese el tendedero mientras buscaba la escoba. Estas torpezas paquidérmicas son cada vez más habituales y se juntan con los despistes, la memoria ajada y las veces que me atraganto con mi propia saliva. Esto último, que hace unos años era excepcional, ha elevado su frecuencia hasta el punto de hacerme creer que moriré ahogado por mí mismo, cocinado en mi propio jugo.
26/06/2023
En Madrid el calor es omnisciente, omnipotente y omnipresente. Llevo una biblia en la mochila. El 1 de julio me voy a Italia, cuatro semanas, con un profeta de la amistad. La elección del libro para el viaje fue, casi, epifánica. Como si una lengua de fuego me hubiera hablado -no sería tan raro en estos mediodías ígneos-, supe que el libro que quería llevar era ese que en griego significa libro.
En casa encontré dos biblias con una letra minúscula, indescifrable. Un libro tan cifrado no necesita más codificaciones así que contacté con un amigo de larga carrera eclesial. Me regaló una biblia de 1934 páginas de papel de fumar con una letra un poco más grande, lo suficiente para no parecer enfadado mientras leo. Una parte de la dedicatoria decía “lee, no sobreleas, te adentrarás en historia, literatura, la mejor, en humanidad y misterio”.
27/06/2023
“Al principio creó Dios el cielo y la tierra”, dice la primera frase del Génesis, el primer libro de la biblia.
Primer misterio: ¿“no sobreleas” es una invitación a leer aparcando la rigurosidad e interpretación semántica extrema o todo lo contrario?
Además de la biblia, llevo “La biblia y sus secretos: un viaje sin censuras al libro más vendido del mundo”, de Juan Arias, que fue corresponsal de El País en Italia y El Vaticano durante 14 años. También escucho a Darío Z, filósofo argentino que lo mismo te explica Spinoza que el Génesis, y a Antonio Piñero, especialista en la vida de Jesús de Nazaret y del judaísmo anterior al cristianismo.
Darío Z se detiene en la primera frase: “Al principio creó Dios el cielo y la tierra”. “¿Y qué había antes del principio?, ¿Dios creó el principio?”.
Hay dos interpretaciones, dice Darío, una: Creatio ex nihilo (Creación desde la nada). “No había nada y de la nada hubo algo”. Inaceptable para nuestra lógica que haya un principio y que antes del principio no haya nada. “¿Ni siquiera Dios?”, se pregunta Darío.
La segunda interpretación dice que es imposible, lógicamente, que de la nada salga algo. Y recuerda la cita de un filósofo medieval: “de la nada nada sale”. “Gran problema lógico-teológico: si Dios es omnipotente, ¿por qué no puede romper las reglas de la lógica?”. Según la primera interpretación, puede; según la segunda, no puede.
La paradoja de la omnipotencia se explica mejor con la famosa pregunta: ¿puede Dios, un ser omnipotente, crear una piedra tan pesada que ni él mismo pueda levantar?
27/06/2023
Google Maps no dice a cuantos días a camello estamos de Roma. Por suerte, vamos en autocaravana. Veremos si todos los caminos llevan a la “ciudad eterna”.
Buen viaje!!
Desde el Concilio de Nicea hasta tu cabeza conciliar han pasado ya más de veinte siglos, Juanjo. Demasiado tiempo perdido en los mismos vericuetos. Disfrutad la narración bíblica, Italia al completo y la libertad de la furgoneta. Abrazos, abrazos. Feliz viaje interminable.