Estoy en una isla de Filipinas. No hay luz ni agua. Un cable submarino está dañado. Hay tres palabras: calor, sudor, humedad. Dormir sin ventilador se parece a embalsamarse. “Ha sido un submarino ruso”, me dice un mototaxista. Le pregunto tres o cuatro veces para esquivar su mal inglés mi mal inglés. Sí, submarino, sí, ruso, repite, impasible. Los hospedajes con generador están llenos, y los restaurantes. El resto esperamos a que unos buzos enviados por el gobierno solucionen la falla. A mí me parece ciencia ficción que se pueda arreglar un cable en las profundidades del océano. Los generadores vociferan, reclaman. El ruido del diésel quemando dice que en ese bar puedo cargar el móvil y prender el ordenador. ¿Cuánto tiempo aguanta una isla sin luz ni agua? ¿Cuánto aguantan los generadores con esta sobrecarga?
Qué pasó este año
Abro la plataforma de Substack, para hacer balance, para mirar datos, y me seco un par de chorros de la frente: todo lo que sudo ahora en este trópico lo he sudado a lo largo del año para no dejar de escribir, cada sábado, en la newsletter. No sé cuánto esfuerzo le supone a la gente escribir, fotografiar, hacer sus trabajos artísticos. Siento que no demasiado, o que no lo cuentan demasiado. Yo estoy con la lengua fuera.
Cuando escribo esto hay 1057 personas suscritas. Y un crecimiento, en este último medio año, de alrededor de 100 personas al mes. En esta tabla se ve el progreso, lento, terco, de los primeros dos años y medio. A finales de 2023 tenía 448 suscriptores. A finales de 2022 tenía 227. A finales de 2021, 42. Para vivir, medio vivir, de esta newsletter, necesitaría llegar a 3000 suscriptores. A este ritmo tardaría 20 meses, ¿me ayudas a acelerarlo? Pincha aquí.
En la tabla se identifican varios picos donde creció el número de suscriptores: un artículo que se hizo viral, este, fui famoso durante mis 15 minutos warholianos. Una entrevista para un podcast, para este, de Pablo Strubell, donde hablamos de viajes y turistas y viajeros y le conté muchas cosas muy rápido, como hago cuando estoy nervioso (incluso le dije, queriendo decir otra cosa, que había ido a buscar a María Sabina, “la sacerdotisa de los hongos”, en las montañas de Oaxaca, lo cual es imposible porque murió hace 40 años). Y un último pico que no es un pico es una tendencia: Carla Mouriño, escribana y viajera y tuitera y ferviente hedonista tropical, me recomendó en su newsletter, Alas, (que crece meteórica, veloz, que va alocada “como gorda en tobogán”, dirían en México) y desde entonces crezco con ella. Aprovecho para agradecerle la generosidad.
Otra tabla, muy chulona. La que muestra desde dónde me leéis. Y parece, asimismo, una de esas pruebas de saliva que determinan tus herencias genéticas. Yo no sé de dónde vengo. Pero me atrevería a decir que soy, como reflejan mis lectores, 57% español, 10% mexicano, 8% argentino, 7% colombiano (ese 3% estadounidense debe ser mi desenfreno consumista desde que vivo en Madrid: cafés caros y libros que asfixian mi economía) y un 15% apátrida. Así que: audiencia latinoamericana. Lo que quería y quiero. Además, por ahí salen las cuentas: somos 480 millones de hispanohablantes, solo necesito que 300 de ellos se reúnan aquí, y pongan su dinerito, y me saquen de la tormenta decadente de los medios, que agonizan, y sobreviven gracias a nuestra incapacidad (la de los periodistas, escritores) de hacer algo al respecto. Humilde propuesta: “a negociar con el patrón se va en grupo, y armado”.
¿Qué viene en 2025?
Cinco pinceladas de cinco proyectos que ya están en marcha.
1. Una revista, una revista vía email, que os llegará aquí mismo. En enero sale el piloto. Vídeo, audio, foto y texto, de compañeros/as que escriben desde Colombia, Brasil, Argentina, Madrid o los valles cántabros.
2. Un espacio donde juntarnos los que escribimos en Substack. Los que escriben crónica, columnas, diarios, cuentos, autoficción. Para profesionalizarlo, escalar, compartir audiencias y datos, estrategias. Para convertir esto, entre todos/as, en un lugar donde sea posible vivir de lo que escribes.
3. Una nueva sección en la newsletter: entrevistas y cuestionarios literarios a creadores/escritores/as y personas del conglomerado de los libros, los periódicos, las revistas, las palabras.
4. Y una propuesta para posibles anunciantes. La newsletter tiene 6.000 visitas al mes y es una cifra que ya entra en el juego y en el mercado. Si alguien de aquí sabe de estos asuntos y quiere echarme un poco de luz -estoy preparando una propuesta para los anunciantes-, por favor, sean bienvenidos.
5. Y logo. Necesito un logo. ¿Quién me hace un logo? Pagado, claro.
Conclusiones no tan halagüeñas
Creo que al final del camino hay que seguir de frente, unos pasitos más, y luego más y más, y que, por ahí, lejos, debe estar el siguiente camino, y el siguiente final del camino por el que seguir de frente. Un camino que no acaba, vamos, como metáfora del quehacer periodístico literario. Sé, sospecho, que los que aguanten el tiempo suficiente, tendrán los resultados suficientes. Pero, bah, está demasiado duro el aguante.
“Quién habló de vencer, resistir es todo”, leí en algún sitio, y me cuelgo en ello y digo que al menos unas semanas más, unos meses más. Por aquí estaré, dando la pelea.
Bonustrack: las respuestas a la petición de historias de amor que hice la semana pasada. Pedí una historia de amor, cortita, de una frase. Hay dos personas que me mandaron tanto más que la frase que pedía, así que recorto su texto (perdón) y dejo solo la primera frase, que también funciona solita. Ahí van:
La de Irene Moratinos: “Y por fin entiendo esa canción que tanto grité, y que ahora siento”.
La de Andrés Uribe: “A veces cuando me siento triste, empiezo a ordenar mi cuarto. Hay que empezar en algún lado”
La de Cmlr: “Por fin soltamos y nos sentimos libres, pero libres de verdad, sin ningún mal ni dolor constante ni ataduras ni dramas”
La de Diana Ramos: “Vivir entre lo bonito y lo absurdo con los pies en la tierra y el corazón encendido”.
Hasta pronto.
Vamos a por ello!!!! Agradecida de vuelta, por coincidir y por crear juntos.❤️
Chicho! Enhorabuena por todo lo que cuentas. A mí si me parecen grandes noticias y números y propuestas y promesas. En poco estás ahí. La gráfica es exponencial. un beso chipirón.