“Entre todos sabemos todo”, me dijo una amiga (citando a algún tipo de esos que lee: complejos y sesudos), y me dejó boquiabierto, como siempre que la veo.
Con esa frase en mente empiezo esta newsletter, que viene con aires de 2025, con ganas de escalar el proyecto de El Viaje Interminable, con la certeza de que la única forma es hacerlo en comunidad, armar caminos, ensanchar las alamedas. Por eso estoy conversando más y más con otras newsletters, cruzando intenciones, pensando revistas, podcast, colaboraciones.
En los últimos 30 días se han suscrito 160 personas. Un ritmo meteórico que no debe parar (diosito, que no pare). Entonces, por favor, comparte este mail, mándaselo a tu amigo el que quiere empezar a leer. Aquí va a leer. Y compártelo en Instagram, para que vean que tú también lees, que no tiene excesivo mérito, pero qué sé yo.
Y gracias, muchas, a los/las que vais llegando.
También te voy a pedir, por favor, que pinches en el enlace, en este: Vivir de esto para contarlo, y que contestes un pequeño cuestionario. ¿Por qué? Porque necesito conoceros, conocer a mi audiencia, para buscar patrocinador para esta newsletter. Necesito saber qué hacéis, qué edad tenéis, desde dónde me leéis, por qué leéis, cuánto leéis, qué palabra más fea “leéis”. En fin, información necesaria para que pueda conseguir una marca que me patrocine, y me permita dedicar cada vez más tiempo a esta newsletter, que es la intención: escribir más para mí, menos para los medios asfixiantes, moribundos. Así que, por favor, si tenéis algún cariño a este espacio, o a mí, meteos aquí, y contestad las preguntas, son poquitas, y no os llevará más de unos minutos.
Hay una, la última, que es la que más me importa. Os pido sinceridad y dientes afilados. Como dicen “hay que ser duro en la crítica y rápido en el perdón”. Estoy dispuesto a perdonar, ustedes critiquen. La pregunta es esta, y también la pueden contestar en los comentarios:
¿Qué recomendarías para mejorar esta newsletter? ¿Qué crees que funciona, qué crees que no? ¿De qué te gustaría que hablase?
A punto de empezar un año nuevo y proyectos nuevos y blablablá, quiero hacer algo con esta newsletter, aún no tengo claro qué, cómo. Por eso apelo a la sabiduría colectiva, a esta red de personas que leen y me leen. Y apelo, de nuevo, a eso de que “entre todos sabemos todo”. Dejadme un pedazo de vuestro conocimiento.
No sabía cómo devolver vuestra colaboración, vuestra ayuda. Y me puse a mirar a mi alrededor, que es lo que hago últimamente para solucionar las cosas: mirar, esperar. A mi alrededor había libros. Agarré uno. Como tenemos la cabeza metida en el culo y vemos señales en cualquier cosa y todas las canciones hablan de nosotros y nos encontramos en las páginas de cualquier novela, ahí, claro, encontré una idea: un subrayado, uno tan íntimo que sin haberlo escrito yo me daba vergüenza compartir. Pasé a los siguientes y los fui anotando, y preparé esta lista de libros y subrayados.
Si quieres conocer a alguien, mira lo que subraya, pudo decir Séneca o algún proverbio chino. Así que, ahí va, un pedacito de mí, de lecturas, de subrayados (a boli, destrozando los libros). Y al final un par de juegos de neurocientíficos.
Subrayados
1.Bar Urgel, de Pablo Gallego Boutou. Esta novela ganó un premio de narrativa, este año, de 20.000 euros. Imagínate lo buena que debe ser para que le den 20.000 euros. ¡20.000 euros por escribir! Ciertamente es poco productivo escribir, no es una actividad que favorezca la economía, porque mientras estás escribiendo en tu casa, con el calefactor debajo de las piernas, no estás comprando airpods y hamburguesas en Gran vía. Y porque vender libros es cuestión de unas pocas estrellas que mantienen la industria activa (y creciente: cada año se venden más libros que el año anterior). Y porque a nadie parece importarle un pito la escritura, la chiquita, la del día a día. Entonces: 20.000 euros. Y yo le hubiera dado otros cuantos más. Escribir en sí no tiene valor ni propósito ni utilidad, dicen, pero yo aquí, en Bar Urgel, encuentro potosís y zacatecas (si queréis saber de qué va, compradlo. Yo lo leí en una sentada en un avión hacia oriente):
- “A veces me considero tan mala persona que cargar con todas las culpas es la manera de sentirme una buena (…) Qué difícil nuestro corazón con huecos”
- “Después de una belleza, llega otra. Después de un horror, viene el siguiente”
- “Se escribe para decir las cosas que no se pueden decir”
- “Las personas se acercan y me cuentan sus cosas. Al principio pensaba que era normal, que eso hacía la gente: ir por ahí contando su vida a la menor oportunidad, abriéndose como flores a punto de ser polinizadas”
- “Nadie va por ahí proclamando con orgullo que se halla en el suelo tirado o que tiene en el bolsillo una gran cantidad de caídas de las que no se ha levantado”
2.Intermezzo, de Sally Rooney. Nunca la había leído. Llego tarde al fenómeno Rooney. Pero llegar tarde es llegar. Y me gusta cómo escribe: como una tos de fumador, diría. Una tos fuerte, carrasposa, intermitente:
- “Iván parece estar más solo que la mayoría. Casi espiritualmente solo”
- “No sabía absolutamente nada de mí. No tuvimos una sola conversación de verdad en la vida (…) Ah, le das demasiada importancia a las conversaciones, dice ella. La vida no es solo hablar, sabes”
- “¿A qué te dedicas tú, entonces? (…) A contar mentiras”
- “Es como hablar con el perro. Con esos ojos grandes e inteligentes devolviéndote la mirada, sin comprender”
- “Arrepentimientos serios como el de haber rehusado, o más bien no haber sabido decir nada en el funeral de su propio padre”
3.Aprendiendo a vivir, de Clarice Lispector. Lo leí en abril en Salvador de Bahía, “donde a otro diste el amor que hoy, yo, te devolvería” antes de agarrar un virus que me dejó quieto sobre una cama empapada en sudor. Dos días, tres días, cuatro días, cinco días sin moverse son muchos días para discutir con uno mismo. Aquí lo conté, por cierto, “el mejor dengue de mi vida”:
- “Voy simplemente a descansar. Y a hablar despacio”
- “Pero si nosotros que somos los reyes de la naturaleza, debemos tener miedo, ¿quién no lo tendrá? Con una garra trémula sujetamos el cetro de poder”
- “Hay un proverbio que dice: es mejor ser engañado por un amigo que desconfiar de él”
- “Pero cuando nació mi hijo pequeño ella, que creía que los recién nacidos toman café con leche, se sorprendió de que yo lo amamantase”
- “El placer, cuando nace, duele tanto en el pecho que preferimos sentir el habitual dolor al insólito placer. La alegría verdadera no tiene explicación posible, no tiene la posibilidad de ser comprendida y se parece al inicio de una pérdida irrecuperable”
- “Adoro oír cosas que me dan la medida de mi ignorancia”
4.Diarios (1999-2003), de Iñaki Uriarte. El monólogo interno de este hombre es un patio de butacas donde conversan Cicerón, Montaigne y otros. Y una propuesta a contradecir lo que sea que vayas a decir.
- “Sospecho que los pensadores se detienen en un momento determinado y dicen: “Aquí me planto. De ahora en adelante defenderé esta idea, aunque estoy seguro de que podría pensar alguna otra cosa diferente, e incluso la contraria”. Me resultan incomprensibles el aplomo y la seguridad de cualquiera que escriba un libro de ensayo”
- “Reeleré esto y me parecerán bobadas, como si lo que piense en ese momento no fueran también bobadas”
- “Hay escritores que son como esos chicos que patinan en los parques. No van a ningún lado, pero da gusto ver lo ágiles que se mueven”
- “Me acordé de lo de Borges: “En aquel tiempo, buscaba los atardeceres, los arrabales y la desdicha; ahora, las mañanas, el centro y la serenidad”
- “Le dije: ya sé que es imposible dialogar con alguien que te está apuntando con una pistola, pero te aseguro que también es muy difícil discutir con alguien a quien están apuntando con una pistola”
- “Y como dijo Machado: Nunca estoy más cerca de pensar una cosa que cuando he escrito lo contrario”
5.Retrato de un artista en 1956, de Jaime Gil de Biedma. Casi 300 páginas de sus diarios en Manila. Equivalente a pasar dos o tres semanas allí. Digo: 100 páginas bien escritas de un lugar equivalen a visitarlo por una semana. Igualmente, lo que más me interesa no es la geografía y toponimia de Filipinas, que tan bien describe Gil de Biedma, lo que me interesa es la topografía de sus inquietudes:
- “A estos escritores de Madrid nunca sé qué decirles y rara vez me interesa lo que dicen ellos. El resultado es desastroso: en cuanto no puedo poner un interés personal en el diálogo dejo de existir. Aburrimiento. No hay en toda esta ciudad nadie por quien me valga la pena trasnochar”
- “El verano está pasando sin haberse detenido”
- “Estos días vengo disfrutando de un contento especial: felicidad de sentirme inteligente, que es un placer inmediato como el ejercicio físico o la buena digestión, y casi tan fisiológico (…) Porque me encuentro con ideas y relaciones entre ideas que ayer no estaban ahí. Encantadora y completa sensación de pasear conmigo: me hago muchísima compañía”
- “¿Todavía soy capaz de interesarme y de desesperarme por algo que no sea el espectáculo de mi propia insoportable y crónica incapacidad? A estas horas de la noche, lo dudo”
- “Ignoro si el comunismo será bueno en el poder, pero es bueno que exista. Mientras no esté en el poder, estaré a su lado; después ya se verá”
- “¿De vacaciones merecidas? Nunca estoy muy seguro de haber merecido algo, ni en lo malo ni en lo bueno”
6.El poder de las palabras, de Mariano Sigman, neurocientífico argentino. Fui a una charla suya días antes de que yo fuese a participar en un coloquio con público. Durante su intervención dijo cosas como: “el futuro es cuando las cosas no son como ahora” o “no hay libertad sin herramientas. Si vas a pedir a un restaurante en China y no entiendes el menú, no tienes libertad de pedir”. Cuando acabó me acerqué a por una firma y a por un consejo para hablar en público. Contestó: “Cuando estés arriba, párate diez segundos y disfrútalo. Si te va mal, tendrás amigos. Si te va bien, enemigos. Nada puede salir mal”. Luego fui al coloquio y apenas hablé, supongo que no quise más amigos ni más enemigos. Aquí van un par de juegos que salen en el libro. Así deben entretenerse los neurocientíficos cuando se juntan:
Un problema lógico:
a. Juan mira a María. María mira a Pablo.
b. Juan está casado.
c. Pablo está soltero
La pregunta es: ¿se deduce de estas afirmaciones que una persona casada mira a otra soltera?
Dejen sus respuestas. Y la próxima semana lo resuelvo (me falta escribir los horóscopos y meter un par de crucigramas para ser una revista de galones).
Y un ejercicio para profundizar las emociones, para aumentar la especificidad de las emociones: “¿qué hay entre la tristeza y la melancolía? ¿Hay una palabra que designe una emoción tan específica? En mandarín yú yi es el anhelo de volver a sentir con la intensidad de un niño; en polaco, jouska es el tipo de conversación hipotética y compulsiva que tiene lugar en nuestra mente; en alemán, zielschmerz designa el miedo a conseguir lo que uno busca. ¿Resultan menos reales esas emociones una vez sabemos, como señala el autor, que las palabras son inventadas?”.
Entonces, aquí va el ejercicio, el juego al que juegan los neurocientíficos durante un asado: describe una sensación que te resulte especialmente significativa y dale una palabra, bautízala (poder nombrar algo es la mejor forma de tomar el timón de la experiencia emocional).
Mi respuesta: alconaje, la desconexión que se siente al volver al lugar de origen después de varios años de viaje.
Hasta aquí esta newsletter tan atípica. Pronto volveré a las literaturas y los márgenes del periodismo. Y se acabará lo de pediros cosas y contaros aburrimientos. Eso sí, quiero saber cuáles han sido vuestras mejores lecturas del año. Para hacerme una lista y leer cosas diferentes a las que acostumbro a leer. Dejádmelo en un comentario 😊.
Abrazos
Existen muchos mundos, pero todos están en este, sí señor . Viajar sirve, pero cuesta.Tu newsletter, literaria e informativa a la vez , nos pone esa diversidad en un mismo plano. Vamos por buen camino. Leí "Un verdor terrible" y "Maniac", de B. Labatut. Abrazos y enhorabuena.
Los armarios vacíos de Annie Ernaux ,uno de los pocos libros que terminé éste año . 😘