Y, sin embargo, me embargaron. Se llevaron la mesilla y la luz. La libreta con los sueños dibujados. Las tres velas que encendíamos para hacer el amor. Se llevaron, claro, el amor. No dejaron ni un pedazo, ni una esquina. La novela que no acabamos también se la llevaron. La leíamos a medias, un día cada uno, a viva voz. Se llevaron las notas y recordatorios del frigorífico, no queda nada que recordar. Se llevaron las flores secas. Se llevaron su impaciencia por verme al salir del trabajo. Se llevaron mi trabajo, porque ya no me importa. Se llevaron lo que importa. Se llevaron lo que no importa. Se llevaron sus dos ojos de nenúfar, tan hondos en el estanque del mirar. Se llevaron su forma de enjuagarse la boca. Se enjuagaba con la mano. La ponía como un cuenquito, como si fuera a dar de beber a un pajarillo. Y se la llevaba a la boca con la misma suavidad que me hizo entender que podía confiar en el mundo. Se llevaron su amor que revoloteaba. Se llevaron sus piernas arqueadas. Se llevaron mi moderación. Se llevaron las noches tempranas.
Y digo que se la llevaron, pero quién se la llevó. Se la llevó, quizá, aquella reacción egoísta cuando fuimos a Bariloche. Se la llevaron las palabras que dije de más, y las que dije de menos, y las que no acerté a explicar. Se la llevaron las palabras que no entendí. Se la llevó el lenguaje, traicionero. Se la llevó el beso mal besado. Se la llevó que no fregase los platos al terminar de comer, nunca creí que se la pudiera llevar algo tan liviano. Se la llevó mi camisa arrugada, aún más liviano. Mi pantalón agujereado. Mis desidias y penumbras. Mis legiones de miedos, mis inseguridades. “Habrá alguien que quiera el cien por cien de lo que eres”, me dijo el último otoño un buen amigo. Yo, la verdad, no se lo deseo a nadie.
Cuan crudo desamor. Se la llevo otro con un infinito 100%. Se la llevó un -no era esta- inevitable. Se la llevó el paso del tiempo y la falta de cuidados. Se la llevaron sus miedos y falta de compromiso; o el desenamoramiento, que bien puede ser y es, razón inexorablemente válida.
Yo les desearía Juanjo a muchas. (Sobretodo por lo bien que escribe) eso sí, recoge y limpia, siempre ayuda 💙
Muy bueno; más bueno que como siempre.