Me paso el día diciendo a mis alumnos (¿alumnos?) del taller de escritura que escribiendo aparece lo que quieren decir. Y llevo tres días para escribir este texto. Dándole vueltas a qué decir, como si fuera a ordenar algo en mi cabeza, que se mueve como la mandíbula de los rumiantes, hacia los lados, sin ajustarse del todo. No tengo un mapa de lo que quiero decir. Tengo una brújula, pequeña, borrosa y desimantada, tres adjetivos seguidos: algo que también diría a mis alumnos que, en general, no hagan. “Hagan lo que yo digo no lo que yo hago”. Y así se soluciona.
Anoche, desvelado, sin vela, escuchaba un podcast sobre filosofía helenística, otro de filosofía robótica y, para terminar de eliminar cualquier posibilidad de dormir, a Harari diciendo que la IA será como nosotros, que no podemos enseñarla algo mientras hacemos lo contrario. Que somos sus padres, decía. Y que lo que un niño aprende mirando a sus padres se queda bien clavado.
Cuando no sé qué escribir, escribo un decálogo. Moisés y yo somos dos gotas de agua de un mar partido al medio. Cuando ni siquiera un decálogo puedo escribir, lo tomo prestado. Más Moisés.
Este es Martín Elgoyhen, rosarino, abogado de los tristes, músico, que me encontré en un hospedaje yucateco, con la azarosidad de los andariegos. Por cuatro días me dio consejos y frases de Piglia y risas y birras. Ahora es editor de esta revista, y ahora es, tanto más importante, mi amigo, y me sostiene, como se sostiene un ramo de flores:
Diez motivos para que compres una revista en papel:
I.- La cultura autogestiva, artesanal e independiente se construye entre todos, sin lectores nada de esto tiene sentido.
II.- Aquí nadie busca hacerse rico, se busca trabajar de lo que nos gusta, divertirnos y vivir soñando.
III.- Escribe gente de diferentes partes del continente latinoamericano y España, donde las palabras se escriben igual, pero suenan distinto.
IV - Queremos dejar y que dejes al menos por un ratito tu pantalla móvil, donde la distracción por llamadas, redes, noticias, afectan nuestra concentración y capacidad de profundizar.
V.- Escribimos textos cortos de 400 a 1000 palabras, que te pueden llevar 7 minutos de lectura cada uno, pero que ambicionan sacarte una sonrisa, un suspiro, un sabor, un recuerdo, un llanto.
VI.- No lo hacemos como un negocio, lo hacemos como un trabajo, y el costo de la revista cubre los costos de impresión y distribución más dos dólares destinados a quienes participan, la escriben y diseñan.
VII.- Creemos que cambiar la -mala- cultura y los -malos- hábitos es cuestión de conciencia y trabajo colectivo. Por eso te invitamos a ser parte comprando la revista.
VIII.- Es un hermoso regalo para que después de leer lo cuelguen en la pared, se hace póster y está buenísimo.
IX.- Copate con nosotros, nuestra revista cuesta la mitad que un combo de hamburguesas de la cadena conocida, y te aseguro que es mucho más saludable.
X.- ¿Quién dijo que todo está perdido? Venimos a ofrecer el corazón, en formato revista papel.
Listo, ya me convenciste. Ya la compré (ah y creo q no hace falta no justificar cuánto sale la revista, que si se quedan con 2 euros y lo que sea, que todo sale dinero y nadie pregunta porque vale una falda 20 euros)
Alumnos, escritor de sabios decálogos, revista semillero de lectores en papel, oyente desvelado de podcasts en lugar de lector insomne... Tu viaje de hoy nos da para dos reuniones en el porche. Ganas de verte. Abrazos.