- ¿Quieres un escándalo?, me dice una mujer que apenas hace diez minutos entró en la habitación. - ¿Quieres un escándalo?, repite un poco sofocada. - ¿Quieres un escándalo grande?, ¿tienes gente, te atreves...? Se abre la puerta y entra una mujer, de unos 40 años: pelo y pantalones negros, también la chaqueta. Delgada y alta, también atractiva. Arrastra, con esfuerzo, una maleta de ruedas y una de espalda que, en pocos segundos, son desparramadas por el suelo de la habitación. Mientras busca, inconsistentemente, entre sus posesiones murmura cosas ilegibles; como si estuviera teniendo una charla amistosa con ella misma. La charla debe ser graciosa porque se ríe, se ríe entre murmuros, claro.
Has tomado una excelente decisión. ¡Felices lecturas poéticas!